Enfermedades cardiovasculares: Obesidad
Enfermedades cardiovasculares: Obesidad
Según la OMS, la obesidad se ha casi triplicado en el mundo desde el año 1975 y España es el quinto lugar de Europa con un índice de casos más alto. Además, este es uno de los principales factores de riesgo de enfermedades cardiovasculares.
¿Qué es la obesidad?
En realidad, la obesidad es simplemente un exceso de acumulación de grasa en el cuerpo que perjudica la salud de la persona que la sufre hasta el punto de convertirse en una enfermedad.
Puesto que pueden haber distintos grados de acumulación de grasa, para que haya uniformidad a la hora de diagnosticar la enfermedad se ha declarado que se considera obesidad cuando una persona tiene un IMC (Índice de Masa Corporal) de 30 o superior.
¿Cuales son las principales causas de la obesidad?
Genética: los estudios genéticos han determinado que los genes influyen en determinados rasgos de la obesidad.
Sexo y edad: las mujeres suelen tener más facilidad para aumentar su índice de grasa corporal debido, entre otros factores, a los cambios hormonales en distintas etapas, tales como el embarazo o la menopasia. Por su lado, el envejecimiento aumenta la dificultad en la pérdida de peso.
Sedentarismo: un estilo de vida sedentario es seguramente una de las causas principales de esta enfermedad. Las actividades laborales automatizadas y los vehículos, tanto de transporte público como privado, han favorecido la disminución de la actividad física en las personas. Más preocupante todavía, si cabe, es el aumento del sedentarismo entre los niños y adolescentes, provocado en la mayoría de los casos por la sustitución de los juegos de actividad física por los juegos a través de la pantalla del ordenador o el teléfono móvil.
Bajos recursos económicos: la falta de recursos económicos ha provocado que las familias más desfavorecidas consuman frecuentemente bollería y comida industrial por ser esta más económica y accesible para ellos. Además, los productos más económicos suelen ser los de más baja calidad, más altos en grasa y más carentes de nutrientes.
Malos hábitos alimenticios: situaciones como el ritmo de vida, el estrés, los horarios laborales, la falta de conciliación entre la vida laboral y personal, la globalización, etc, están provocando que la saludable dieta mediterránea esté desapareciendo para dar paso a dietas más industrializadas como el fast food (comida rápida). por su lado, las grandes cadenas de la restauración están ocupando puestos prioritarios que antes ocupaban restaurantes de comida casera y tradicional (slow food). Todo esto conlleva que cada vez se consumen menos frutas, verduras y hortalizas y más carne de baja calidad, bollería y comida “artificial”.
¿Qué consecuencias tiene la obesidad?
Son muchas las consecuencias que se derivan de sufrir una enfermedad como esta. Hay consecuencias fisiológicas y psicológicas que pueden tener mayor o menor grado de gravedad según cada caso y cada circunstancia.
- Problemas de movilidad
- Lesiones en las articulaciones
- Enfermedades cardiovasculares
- Apnea del sueño
- Baja autoestima e inseguridad
- Introversión
Desde Forsam te proponemos unos sencillos pasos para mantener un estilo de vida saludable y luchar contra la obesidad.
Alimentación sana: a parte de consumir esos alimentos que sabemos que son saludables (frutas, verduras, legumbres, etc) procurar que además sean de buena calidad, a poder ser, compradas en pequeños comercios que sepamos que tiene productos no tratados y si son de KM 0, todavía mejor.
Actividad física: está claro que los ritmos de vida de hoy, en muchas ocasiones, no permiten practicar ir al gimnasio todos los días o realizar ejercicio físico a diario, pero podemos proponernos cosas más simples y más factibles que eso. Por ejemplo, alargar los paseos de tu mascota cuando lo bajas para hacer sus necesidades, organizar planes como ir a hacer una caminata en la montaña y respirar aire puro durante el fin de semana, ir a trabajar en bicicleta o a pie, utilizar menos el ascensor y más las escaleras, etc.
No picar entre horas: este parece ser una de las dificultades más comunes en las personas con obesidad ya que presentan cuadros de ansiedad que dificultan el control del hambre. Es mejor comer más veces al día que intentar comer menos pero acabar comiendo fuera de las comidas establecidas.
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