Callosidades en los pies: Trátalos de la manera más efectiva

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Callosidades en los pies: Trátalos de la manera más efectiva

¿Sabes cómo eliminar los callos en los pies? Esta es una pregunta que se hacen muchas personas, ya que hablamos de algo bastante normal. De hecho, salen con más frecuencia de la que pensamos, por lo que es esencial saber cómo prevenirlos para evitar malestar en los pies. ¿Te has preguntado alguna vez por qué duelen los callos? Lo primero que debemos saber es que se trata de una patología frecuente y conocida que sufren 3 de cada 10 personas a diario. Ahora bien, ¿es posible quitar los callos fácilmente? Aquí responderemos a todas estas cuestiones con claridad.

¿Qué son los callos en los pies?

Se trata de una patología que sufrimos las personas con frecuencia, aunque algunos usuarios son más propensos que otros. Eso sí, todos hemos tenido alguna vez ese dolor en los pies que nos ha dificultado el caminar y, por supuesto, la práctica deportiva. Es más, en algunos momentos son bastante dolorosos, hasta el punto de necesitar productos específicos para que se vayan cuanto antes.

Definimos los callos o las callosidades como una respuesta de nuestro cuerpo cuando existe un exceso de fricción o presión en determinadas áreas del pie. También conocidos como hiperqueratosis plantares, los callos producen un engrosamiento de la zona más externa de la piel debido a una acumulación de células muertas.

¿CUÁLES SON LOS SÍNTOMAS?

- Piel gruesa o endurecida - Sequedad en una zona del pie - Textura áspera - Dolor o molestia cuando se produce el roce con el calzado.

Tipos de callos

Por regla general, decimos que los callos son cualquier molestia que aparece en los pies y que tiene forma de dureza. No obstante, debemos hacer una distinción entre durezas o helomas:

1. Durezas: Son alteraciones extensas y superficiales con bordes sin definir y un color amarillento debido a una acumulación de queratina en la zona afectada. También conocidos como hiperqueratosis difusa, son unos callos más profundos y crecen hacia dentro, aunque no suelen provocar molestias.

2. Helomas: Son alteraciones concéntricas, profundas y más definidas, lo que hace que puedan generar una molestia cuando se produce el roce, como por ejemplo al caminar. También llamadas hiperqueratosis localizada, aquí distinguimos entre heloma plantar, interdigital, dorsal o de saco.

Causas del origen de los callos

Cada persona tiene un ritmo de vida diferente, así como viste diferente y, por supuesto, tiene un calzado diferente. A ello le añadimos que la morfología del pie varía en función del sexo, la edad o la propia actividad que llevemos a cabo. Teniendo en cuenta estos factores, diferenciaremos hasta 4 posibles causas de la aparición de los callos.

1. Calzado: Los zapatos de punta estrecha oprimen más los dedos y pueden ser los causantes de los callos. Igualmente, los tacones no son aconsejables si se usan durante muchas horas.

2. Calcetines: Si tienes calcetines en mal estado, te recomendamos que no te los pongas más porque las dolencias pueden venir por dicha razón. Así, al actuar como barrera entre la piel y el calzado, sufren una fricción que puede llevar a la aparición de estas callosidades.

3. Mala pisada: Ocurre sobre todo en personas que hacen deporte, especialmente en corredores. Para evitarlo, lo conveniente es hacerse un estudio biomecánico de la pisada para corregir la forma de andar o correr. También proponemos cambiar los zapatos que causan dichos callos.

4. Otras patologías: Si sufres de juanetes, dedos en garra o en martillo, es posible que deriven en la aparición de nuevos callos. Igualmente, otro factor puede ser la falta de hidratación.

¿Es posible prevenir la aparición de callosidades?

Como hemos comentado, que salgan callos depende de muchos factores, pero sí podemos hacer lo que esté en nuestra mano para prevenir su aparición. De hecho, es muy recomendable si somos propensos a que salgan cada cierto tiempo:

Calzado: Es aconsejable que usemos unos zapatos cómodos que no opriman el pie en el interior, sobre todo si los usamos a diario. También es adecuado que cambiemos de calzado cada cierto tiempo para evitar que haya una fricción en la misma zona del pie.

Visita al podólogo: Si tenemos callos con frecuencia, es posible que necesitemos la ayuda de un especialista, así que lo conveniente es visitar al podólogo. ¿Por qué? Porque es posible que precisemos de un estudio biomecánico de la pisada.

Higiene e hidratación: Debemos cuidar de los pies mediante un corte adecuado de las uñas para que no rocen con los zapatos, así como hidratándolos con cremas especiales.

Piedra Pómez: Se trata de una solución muy conocida, ya que permite exfoliar las pieles muertas para prevenir la aparición de las durezas. Eso sí, debemos hacerlo de forma superficial y en caso de seguir teniendo molestias, acudir a un especialista médico.

¿Cómo eliminar los callos en los pies?

Llegados al punto en el que los callos han salido, lo primero que debes saber es que no pasa nada porque es algo bastante normal. Pese a ello, en estos casos sí debemos ponernos en contacto con un especialista para concretar el origen de la lesión.

Es más, esto es adecuado no solo por saber la causa, sino por descartar otras patologías como las verrugas plantares o una dolencia ósea. Además, estos tratamientos son prácticamente indoloros para los pacientes. En cualquier caso, existen varios tipos de tratamientos:

Quiropodia: Es el tratamiento podológico más habitual y consigue eliminar estas alteraciones de una forma sencilla, tanto si son durezas como helomas.

Consejos y recomendaciones: Tras efectuar la intervención se pueden proponer soluciones como elegir un calzado diferente o hacer un estudio biomecánico de la pisada.

Cirugía: En caso de ser una alteración más grave de la piel, se opta por la cirugía. No obstante, siempre como última opción y cuando un especialista determine que debe ser así.

Con todo, vemos que las callosidades son afecciones naturales y más comunes de lo que pensamos. Si sigues con dudas acerca de cómo eliminar los callos en los pies, te animamos a que vuelvas a leer el texto con más calma. ¡No dejes que los callos te trastoquen el día a día!

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